El domingo 12 de junio de 2011 quedará por siempre en la memoria y corazón de todos los hinchas azules. Y es que lo vivido en aquella tarde noche nos hizo sentir emociones que sólo la “U” es capaz de transmitirnos, es ese amor propio, amor a esta camiseta más allá de la adversidad.
Fueron 5 días azules, 5 días en que la “U” abarcó la totalidad de nuestros pensamientos.
Todo partió el martes 8 cuando miles de hinchas coparon las boleterías del Estadio Nacional para alcanzar una entrada para la primera final; en asunto de horas ya estaban acabadas.
El miércoles era el día indicado para dar el primer golpe, pero el técnico Pizzi de la UC fue inteligente para plantear el partido, pues sabiendo el poder y fuerza en ofensiva de la “U”, decidió esperarlo en tres cuartos de cancha, para que ya en el segundo tiempo y con la defensa azul jugada en ataque, mediante contra golpes decretar un 2-0 que cayó como una puñalada en los corazones azules. El cántico de la hinchada era de apoyo, pese a la derrota, pero fue inevitable ver a cientos de bullangueros salir llorando del Nacional, pues dar vuelta la serie se veía cada vez más difícil. Una de las imágenes que más impactó fue ver a Felipe Seymour llorando en medio de la cancha, desconsolado por el campeonato que se escapaba. En camarines azules todo era desazón, pero aún así el insigne arquero, Jhonny Herrera salió a dar la cara ante la prensa: “Esto es la ‘U’ y no nos den por muertos” dijo, más por compromiso con el equipo que creyendo realmente en sus palabras.
Felipe Seymour llorando tras la primera final. |
Al día siguiente se vendían las 15 mil entradas que había entregado Católica para los hinchas azules en la final de vuelta, y fue allí cuando la hinchada azul demostró que es una hinchada diferente: pese a la derrota de hace sólo unas horas, miles de bullangueros esperaron desde la madrugada por una entrada, acabándose tan sólo en 2 horas. Con optimismo y fe lo damos vuelta, era la consigna. En el entrenamiento de aquella tarde el capitán ‘Pepe’ Rojas le mostró a sus compañeros una foto para motivarlos; en ella se veía a los miles de hinchas haciendo largas filas para alcanzar una entrada.
Hinchas azules luchando por conseguir una entrada para la segunda final. |
El sábado fue uno de los días más emotivos para el plantel, pues en el último entrenamiento previo a la final del domingo, 5 mil hinchas llegaron al entrenamiento en el tradicional Banderazo, a manifestar su fidelidad con el club, pero por sobre todo, a demostrar que creían que era posible darlo vuelta. Después de tamaña demostración de fidelidad y fe, ahora sólo dependía de los jugadores darlo vuelta. Los cánticos a Seymour por su ida a Italia y el “Vamos leones que el domingo la vuelta vamo’ a dar” fueron los cánticos para motivar al plantel. Algo que no se esperaban para nada los jugadores, era un pendón puesto a la entrada del camarín, el que reunía frases de hinchas motivándolos a dejar la vida en la cancha, más allá de que no se obtuviera el resultado requerido. “Jueguen como hinchas” decía una de las frases, que al parecer caló hondo en el plantel.
Jugadores leyendo pendón con frases motivacionales. |
Banderazo en que 5 mil hinchas coparon las puerta 14 y 15 del Nacional. |
El día tan esperado llegaba. Era matar o matar, morir no estaba en las alternativas. La “U” tuvo una complicada llegada al estadio en que la UC ejercía de local, pues a pocas cuadras del hotel en que se alojaban, el bus en que se transportaban fue apedreado por los hinchas cruzados. Por el contrario la llegada de los jugadores de la franja fue una fiesta, con cánticos y cotillón arriba del bus, ya seguros de que su undécima copa y el bicampeonato estaba cerrado.
En el camarín Marino, Herrera y Rivarola eran los que más arengaban, mientras que por su parte Sampaoli les mostraba un video con imágenes del Maracanazo del 50, donde contra todos los pronósticos Uruguay derrotó 2-1 a Brasil y se coronó campeón del mundo. El mensaje era claro: revertirlo era posible. La motivación aumentó cuando en el camarín azul se enteraron de la fiesta con que había llegado Católica. El equipo estaba picado y quería ganar.
Sale la “U” a la cancha y el equipo es recibido por el aliento de 18 mil azules, que al unísono les cantan “Jugadores, jugadores, yo les pido por favor que mojen la camiseta aunque no salgan campeón”.
Formación de la final. Arriba: Canales, González, Rojas, Rodríguez, Herrara. Abajo: Vargas, Seymour, Mena, Marino, Aránguiz, Puch. |
Desde un comienzo la actitud de la “U” era ir al frente y llegar rápido al gol, y tras un pase en profundidad de Marino, Eduardo Vargas era derribado y se decretaba penal. La oportunidad era latente. Canales se paró en frente de la pelota y con absoluta frialdad puso el 1-0, la fe en la remontada crecía.
Como un balde de agua fría cayó el empate de Pratto, que por momentos derrumbó nuestra fe. Pero sólo era una ilusión, pues rápidamente tras un tiro libre de Charles Aránguiz, Juan Eluchans convertía de cabeza en su propia puerta, dejándonos el camino a sólo dos goles de alcanzar la gloria.
La “U” siguió atacando en todo lo que quedaba de primer tiempo, sin poder convertir nuevamente, pero al menos fue expulsado el volante cruzado Tomás Costa, lo que acrecentaba las posibilidades de la remontada.
Quizás que será lo que les habrá dicho Sampaoli a los jugadores en el entretiempo, pero lo que está claro es que salieron a la cancha haciéndole honor a su apodo: como verdaderos leones. Al menos pudimos escuchar la arenga de Jhonny Herrera en el túnel, quien fue enfático en decir: ¡Esto es la “U” conchetumadre! ¡Hagamos historia!
Y la historia estaba cerca de ser escrita, pues Canales se llevó a Andía por la banda, quien al no poder darle caza le cometió un penal, desatando la algarabía en la hinchada bullanguera.
Nuevamente fue Canales el encargado de ejecutarlo, que al igual que el primer penal, definió con impecable clase a un costado de Toselli.
La “U” iba por más, y luego de una vistosa jugada de Puch por izquierda, este remató, y con un desvió de Canales, se estructuró un inapelable 4-1 a favor del León. La locura era total: en la hinchada todos se abrazaban con todos, los jugadores corrían al codo sur a festejar con su gente, Marino en el intento se tropezaba con la publicidad estática y botaba a un fotógrafo. La “U” estaba logrando la anhelada copa.
Pero aún faltaba lo más difícil, y era mantener el resultado hasta que sonara el pitazo final. La UC estaba descontrolada y eso llevó a que Parot también fuese expulsado, lo que hacía pensar que el partido sería ya un monólogo de la “U”. Craso error, ya que los que llevamos a la “U” en la piel sabemos que si no se sufre no se es de la “U”, lo que quedó demostrado cuando expulsaron a Canales, y además, en el arco oponente el equipo no era capaz de concretar las posibilidades de gol.
Finalmente Osses hizo sonar su silbato, lo que desató la algarabía en todo quien dice ser hincha de este hermoso club, pero por sobre en todo en aquel plantel y en esos hinchas que nunca dejaron de creer, la “U” es así, su historia es así, una historia sufrida y donde todo cuesta el doble, pero también cuando se triunfa la satisfacción es mayor.
Los jugadores lloraban y en las tribunas también, pero esta vez de emoción, porque contra todo y contra todos habíamos bajado de ese inmenso cielo azul nuestra estrella número 14.
¡Brindemos camaradas por la Universidad !
Relato de La Magia Azul y festejo de los jugadores:
hermoso todo...Esto es la U!!!!...una frase para que las nuevas generaciones lo sepan...de niño llore con mi padre y hermano en la galería sur del estadio nacional con un empate 2-2 con cobresal y ahora lloro con mi padre hermanos e hijo un triunfo que debe ser de los mas dramáticos y épicos de la historia del fútbol chileno...y la U no podía estar ausente...mas que una pasión son sentimientos...
ResponderEliminarRoberto Gonzalez Ritchie