viernes, 16 de septiembre de 2011

Las mejores historias del Caracol Azul

Diario El Mercurio, lunes 6 de septiembre de 2010

Pasó de todo en el centro de entrenamiento de los laicos desde 1996. Casa de cuatro títulos y dos semifinales de Copa Libertadores, también hubo balazos, huelgas, arrestos, peleas entre jugadores, persecuciones, robos, atentados contra los jugadores, choques... entre muchas otras cosas.

Edificio en forma de caracol que le daba el nombre al recinto.
1. En el Caracol Azul hay un antes y un después del 26 de mayo de 2003. El entrenador era Víctor Hugo Castañeda. A las diez de la mañana, el colombiano Faustino Asprilla terminó su sesión de gimnasio y vio a sus compañeros trotando. "Tomé la pistola y les quise hacer una broma. Era a fogueo, no había nada de peligroso. Así que me escondí y cuando iban pasando les grité 'Corran carajos, hijos de... que hay que ser campeones'. Fueron dos tiros al aire solamente", rememora el "Tino".
El club sacó partido del insólito episodio: por semanas publicitó los partidos de la "U" con afiches en que aparecía el tulueño vestido de cowboy.
No fue la única vez que Asprilla desenfundó su arma. En una fiesta del equipo posterior al primer incidente, un funcionario del equipo lo conminó a mostrar el revolver y el colombiano, presto, hizo retumbar el lugar a ".balazos".

2. Las peleas en las canchas del Caracol no eran cosas de todos los días, pero sí hubo bastantes a lo largo de los 14 años y nueve meses que la U vivió en Ñuñoa.
Mauricio Pinilla protagonizó dos. La primera, cuando era un imberbe, con el golero Sergio Vargas. La segunda, antes de redebutar por los azules en 2007. Ahí le tronchó la nariz al preparador de arqueros Eduardo Azargado. Pero "Lalo" también le dio a "Pinigol" en el pómulo izquierdo, antes que el DT Jorge Socías y Manuel Iturra los separaran.
Otro con dos peleas en la hoja de vida del Caracol es Luis Musrri, quien embistió a Iturra y a Rodrigo Barrera. "El papá de 'Colocho' me quería ir a pegar al día siguiente. ¿Chamuca? Todo bien con el boxeador canguro: tenía los brazos cortos", bromea Musrri. Rafael Olarra tiene a su haber encuentros con el mismo Barrera y Cristián Mora. Mauricio Donoso y César Henríquez una vez fingieron que peleaban, pero Víctor Castañeda asumió que era real y los expulsó del entrenamiento.

3. El 12 de marzo de 2003, el entrenador Víctor Castañeda hablaba con los periodistas y unos barristas impedían el correcto devenir de la conferencia. El DT pidió al coordinador Juan Fuentes que alejara a los forofos. Mala suerte para Fuentes: entre seis lo agarraron, lo patearon, le asestaron sendos combos y le dejaron un ojo en tinta. Castañeda ubicó al hincha que le había robado el celular al funcionario y lo conminó a devolver el aparato.

4. Miguel Ángel Russo nunca olvidará su primer día como DT azul en el Caracol, cuando comenzaba 1996. Pasó que un dirigente se ofreció para conseguirle un taxi al entrenador, que no tenía cómo irse del lugar. Fue la primera gran anécdota del recinto: el vehículo quedó en panne y Russo, junto a su ayudante Hugo Gottardi abandonaron el Caracol recién aseados y elegantes... empujando el taxi hasta que encendió el motor en la calle Pedro de Valdivia.

5. A Víctor Castañeda le pasó de todo al mando de la U en 2003. El 12 de agosto, dos carabineros se presentaron en el complejo y esperaron a que el defensor Roberto Cáceres terminara de entrenar para llevárselo detenido. El central salió arrestado del Caracol, pues tenía que declarar en Curacaví. Cáceres explicó que todo se debía a que había sido testigo de un asalto a su cuñado. En el juzgado de Curacaví dijeron algo muy distinto: el zaguero había participado en una riña junto a otros cinco individuos y había dejado con lesiones leves a uno de sus contendores.

6. Roberto Hernández Notario era el entrenador de la U en 1998. Defensor acérrimo de la privacidad del trabajo, "Guagua" pidió tapar las rejas del Caracol Azul con grandes latones, a fin de impedir que cualquiera mirara los entrenamientos del equipo. La insólita decisión se puso en marcha y funcionarios del club comenzaron a implementarla. Lo curioso del tema es que cuando la labor ya estaba bien avanzada, llegó una carta al Caracol de los administradores del Estadio Nacional: la U sólo arrendaba el recinto y no podía hacer arreglos de ese tipo ni alterar la propiedad del físico. Así, mientras los trabajadores de la U terminaban de cercar el complejo, por el otro extremo, funcionarios del Estadio comenzaban a sacar los primeros latones instalados. Y el Caracol nunca quedó como quiso Hernández.

7. Comenzaba 2004 y Héctor Pinto se estrenaba como DT. El lateral diestro Manuel "Caté" Ibarra despuntaba en Magallanes y le comunicaron que Pinto lo quería en la U. "Yo iba bien de tiempo, pero cuando llegué por Pedro de Valdivia había guardias, no se podía pasar, y no sabía por donde entrar. Me dí vueltas y terminé en Guillermo Mann. Miraba para todos lados y no había nadie, ni siquiera a quien preguntarle, así que dejé el auto ahí en Guillermo Mann e hice lo que tenía que hacer no más: empecé a saltar rejas. No sé cuántas rejas salté, pero llegué mojadísimo al Caracol, y a la hora. A las diez en punto me asomé y estaba Héctor Pinto. Le dije: "Llegué, son las diez". El 'profe' Pinto me preguntó que me había pasado que llegué así y le conté. Se mató de la risa", rememora Ibarra.

8. Gamadiel García tuvo buenos momentos en la U, pero en el Caracol hizo historia por dos acontecimientos específicos: en un tormentoso año 2002 (lleno de problemas y huelgas de los jugadores por el no pago de los sueldos), se negó a firmar una extensión de contrato con los azules y celebérrimo doctor René Orozco lo mandó a entrenar con los juveniles de la U. Y por semanas, lo hizo. El conflicto generó amenazas de huelga por parte del Sifup. Pero no es todo: en octubre de 2004, funcionarios de Aguas Andinas cortaron el agua en el Caracol Azul y muchos jugadores se fueron sucios a sus casas tras la práctica. Dos que decidieron bañarse ahí fueron Marco Olea y el citado García. ¿Cómo lo hicieron? Se ducharon con agua mineral. "Cachantún, el agua mineral de la U", publicitó García al retirarse.

9. El 6 de diciembre de 2004, el paraguayo Arnaldo Espínola cometió el error de su vida. Le hizo falta penal a un jugador de Unión Española y la conversión hispana forzó a una definición por lanzamientos penales que terminó con la eliminación azul del Clausura. Al día siguiente, en el Caracol Azul, un hincha apodado "Loco John" entró como si nada al área de estacionamientos y con un objeto metálico rompió tres neumáticos del automóvil del guaraní. "Nunca me había pasado algo así", dijo Espínola. "Loco John" se paseó por el Caracol y habló con otros jugadores antes de abandonar campante el lugar. Ese mismo día, una mujer ingresó al recinto con una "katana" (espada japonesa) y la blandió varias veces mientras anunciaba que le cortaría la cabeza a los que desperdiciaron penales. Nada pasó.

10. Los banderazos siempre entregaron historias. La primera gran invasión del campo de entrenamiento data del primer superclásico de 2004. Cerca de mil personas invadieron la cancha. Varios jugadores terminaron en calzoncillos y otros tantos huyeron al camarín: temían que arrasaran con sus pertenencias. En agosto de 2007, en la víspera de un duelo ante la UC, el DT Arturo Salah quiso evitarlo y se llevó al equipo a entrenar al estadio Israelita. Días después, los líderes de la barra aparecieron en el Caracol y, según ellos "apretaron" a Salah para que "nunca más" eludiera así a la hinchada. El último episodio insólito ocurrió en abril de este año, a un día de enfrentar a Colo Colo. Un carro de Carabineros vigilaba el proceso. De las entrañas del vehículo policial se escuchó: "Chao, madres, ojalá pierdan mañana". El locutor era el subteniente Felipe Jara, hijo de jefe de seguridad de los albos, Osvaldo Jara. El uniformado fue sancionado internamente.

La U abandonó El Sauzal a fines de 1995 y comenzó a utilizar el Caracol a comienzos de 1996.

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